Mi cocina es algo pequeña, así que cualquier cosa que ayude a tener más espacio siempre es bienvenida. Una idea que tuve hace tiempo fue aprovechar que los muebles tienen una moldura por debajo, que deja un hueco de unos tres centímetros, para añadir unos cuelgatazas disimulados en la base, y así tenerlas más a mano y aprovechar el hueco liberado para otras cosas.
Por desgracia, no encontré en ninguna parte un modelo que me convenciese. El más parecido fue éste de CASA, diseñado para enganchar en la balda de un estante. Pese a todo, es más un cuelgapocillos, porque el metal de la zona curva, que es la que sostiene el peso, se dobla demasiado si pongo una taza de desayuno (pulsar en las imágenes para verlas a tamaño completo):
Sin embargo, si sujetaba el colgador de manera adecuada todavía podría utilizarlo, así que me puse manos a la obra. Lo primero fue buscar un trozo de tablero (en mi caso, de 15×75 cm) donde fijar los colgadores, y marcar en él los puntos en donde se cruzan las barras que lo forman:
El siguiente paso fue fijar cada uno de los tres cuelgatazas al tablero mediante unas alcayatas, montadas de tal manera que impidan que se mueva en cualquier sentido:
A continuación había que fijarlo al mueble, debajo de la rejilla de los platos. Para ello puse dos pequeñas escuadras en uno de los laterales; en el otro, como hay un mueble «normal», decidí atornillarlo directamente a su base:
Una vez colocado el tablero sobre las escuadras y atornillado a éstas, hay que recortar lo que sobresalga de los tornillos, obviamente:
¡Y listo! Ya puedo colgar hasta 18 tazas cómodamente.