Archivo por días: 12 octubre, 2016

El cubo III

Cuando actualicé mi PC hace unos años, opté por deshacerme del viejo Cubo II y utilizar una caja comercial cúbica. Luego volví a actualizar el ordenador y pasé a una caja clásica. Finalmente, hace unos meses, decidí que era hora de darle un poco a la carpintería, así que decidí construir una caja nueva.

Tras darle varias vueltas, sopesando posibles materiales, de pronto caí en la cuenta de que podía aprovechar la vieja caja cúbica. Esta caja era bastante grande, así que podía intentar reducirla a un tamaño más manejable (pulsar sobre las imágenes para verlas más grandes).

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Esta es la caja original. No es realmente muy grande, pero aún así, dado que está pensada para contener placas MicroATX, dos unidades de 5 1/4 y una de 3 1/2 externas, y hasta dos discos duros internos, es obvio que sobra mucho espacio. Sobre todo cuando yo ya no uso el DVD para nada.

Lo primero que hice fue desmontarla completamente y dejar sólo el armazón.

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Vemos que hay dos piezas que van desde el frontal hasta la parte posterior y que, además de dar más solidez a la caja, permiten sostener las unidades externas; sobre una de ellas, además, se apoyan los discos duros y la fuente de alimentación. También hay una barra metálica en el otro lado. Las piezas están sujetas con remaches, que quité reventándolos con el taladro. La barra está atornillada, así que no tuvo ninguna dificultad.

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El siguiente paso consistió en cortar el chasis para acortarlo. Decidí reducirlo a lo mínimo que me permitiese la base donde se atornilla la placa madre (que es una pieza independiente). También recorté las dos mitades en altura, teniendo en cuenta el tamaño de la fuente de alimentación y la mínima altura a la que la podría poner.caja_pequena_5 caja_pequena_6

Una vez hecho esto, uní ambas mitades con remaches, consiguiendo así el chasis del tamaño que quería.

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A continuación, recorté la barra para ajustarla al tamaño, la limé bien para quitarle asperezas, y le hice un agujero en el lado recortado para poder fijarla con un tornillo en los mismos agujeros del chasis donde estaba originalmente.

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Ahora tenía que añadir la pieza que va desde el frontal hasta la parte posterior, para poder apoyar la fuente de alimentación. Para ello eliminé primero los soportes de las unidades externas (usando el taladro, como en la primera foto), y la fijé boca arriba para poder recortar cómodamente los laterales con la dremel.

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Hecho esto, la fijé boca abajo sobre un listón y recorté la parte central, dejando unos dos centímetros extra de manera que dispusiese de una lengüeta, necesaria para fijar la pieza en el otro lado de la caja.

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Doblé la lengüeta de manera que quedase perpendicular a la parte superior. Para que quedase lo mejor posible puse la pieza boca abajo de nuevo y la fijé con un listón, cuyo borde estaba situado justo en el punto de doblez. Luego sólo tuve que ir golpeando poco a poco con el martillo hasta conseguir dejarla exactamente como deseaba. El listón garantizó que sólo se doblará por donde me interesaba.

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Hecho esto, hice dos agujeros en los puntos adecuados y sujeté la pieza con unos remaches. Con esto terminé el chasis.

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Ahora le tocaba el turno a la fuente de alimentación. La coloqué sobre la pieza y recorté la zona de la rejilla de la parte posterior para dejar libres los conectores, además de hacer algún agujero extra para los tornillos.

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Llegó el turno de construir el frontal. Al principio había probado a recortar y recomponer el original, pero quedaba fatal, así que decidí hacer yo mismo uno nuevo. Y ya puestos, decidí darle algo de estilo, así que lo hice directamente en madera. Lo primero fue conseguir un trozo de tablero del tamaño deseado para el frontal y marcar en él qué zonas se van a recortar para colocar los conectores delanteros. En este caso dejé hueco para un lector de tarjetas, los conectores de audio, dos USB 2.0, dos USB 3.0 y dos eSATA.

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Procuré que la veta de la madera quedase en la misma dirección que los cortes más largos, pues simplifica el trabajo. A continuación fijé un listón de madera bien recto en cada una de las líneas a recortar, y usé un cincel de madera para recortar hasta una profundidad de unos cinco milímetros. El cincel lo iba apoyando en el listón para asegurarme de que el corte fuese lo más recto posible.

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Una vez hechos todos los cortes, le di la vuelta a la tabla y usé una fresa para ir rebajando (poco a poco, unos milímetros de cada vez) por el lado opuesto las zonas de cada conector, hasta quedar a unos cuatro milímetros del frontal. Al hacerlo, los cortes que hice antes con el cincel hicieron que la pieza interna de los agujeros se soltase, quedando así libres.

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El siguiente paso fue lijar a conciencia la superficie, limar los bordes de los agujeros para dejarlos regulares y lisos, recortar los bordes del tablero con una fresa para darles un acabado redondeado, y barnizarla con tres capas de barniz. Este es el resultado definitivo, junto con los tres intentos fallidos anteriores.

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Luego ya sólo hubo que añadir el botón de encendido, los LEDs y los conectores por el lado trasero.

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El siguiente paso fue el soporte del disco duro. Partí del mismo que tenía la caja vieja, pero lo recorté (el original tenía espacio para dos discos duros apilados, pero quedaba muy pegado a la tarjeta gráfica).

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A continuación enderecé y volví a doblar la lengüeta superior para «colgar» el soporte de la barra que cruza la caja. Para ello utilicé un destornillador con el mismo diámetro que la barra, y el martillo. También recorté el lateral izquierdo para hacer una pestaña que encajase en la parte izquierda, para así sujetar el soporte a la caja con un remache (en la segunda foto, es la pestaña situada encima de las aberturas de las tarjetas de expansión, a la izquierda).

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Por último, enderecé la pestaña de la derecha y le fijé un soporte para discos de 2 1/2 pulgadas, porque quería añadir un disco SSD a mi equipo.

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Y así quedaron ambos discos, ya montados y conectados.

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El último paso fue preparar la tapa y las paredes laterales. La tapa la recorté un centímetro más larga de lo necesario, y luego coloqué una tabla para doblarla en ángulo con el martillo. Esa zona quedó hacia atrás.

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Por último, las paredes. Comencé colocando las láminas originales en su sitio para marcar los dos cortes necesarios.

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Luego corté dejando un centímetro de más tanto por arriba como por detrás. La esquina común a ambos cortes la corté en chaflán. A continuación, usando una vez más un listón sujeto con dos sargentas y el martillo, procedí a doblar 180 grados el trozo que sobra. Al haber cortado en chaflán la esquina común, las dos lengüetas no se solaparon (como se puede ver en la tercera fotografía).

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Y este es el resultado final, una vez ensamblado todo y, por supuesto, darle una mano de pintura negra en spray: una caja que ocupa, aproximadamente, 2/3 del volumen de la caja original.

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