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Trucos generales para distribuciones

Multipackager, Fedora y Debian

Desde hace tiempo puedo generar paquetes fácilmente para varias distribuciones gracias a un pequeño programa que me hice, multipackager, que a partir de las fuentes, me hace paquetes para Debian estable y SID, Ubuntu LTS y actual, Fedora y Arch. Para ello genera un contenedor con la distribución concreta, añade los paquetes necesarios y ejecuta el programa que genera el paquete.

Por desgracia, ya llevaba una temporada con problemas con Fedora: no tenía manera de generar una imagen para Fedora 31. Afortunadamente, echando un vistazo a cómo lo hacía LXC pude encontrar una manera, algo chapucera, para qué negarlo.

Por desgracia, hace unos días terminó de romper del todo: hasta ahora, para generar las imágenes de contenedores utilizaba yum, la herramienta de paquetería de Fedora/Red Hat, que, afortunadamente, estaba disponible en Debian SID. Pero por desgracia, hace unos días fue eliminada de los repositorios. Algunos dirán que esa herramienta está obsoleta, y que hoy en día se utiliza dnf, y es verdad, pero por desgracia esa nunca estuvo disponible en Debian, y no fui capaz de instalarla a partir de las fuentes.

Ante esto, necesitaba una solución. Decidí echar un vistazo de nuevo a ver qué hacía LXC, y me encontré con que partía de la imagen Live ISO de Fedora, montándola, extrayendo el fichero con la imagen squashfs, extrayendo de ella el sistema de archivos, y configurando un sistema nuevo con ellos. Lo veía bastante lioso, pero no veía otra opción, así que empecé a ver cómo automatizar la descarga de la ISO… y de pronto encontré un interesante directorio en el servidor web llamado Containers… y efectivamente, contenía imágenes del sistema de archivos básicas, listas para ser utilizadas. Lo único que tenía que hacer era procesar la página web que listaba el contenido de la carpeta para obtener el nombre del fichero correcto, y a correr.

Y gracias a eso, multipackager ya vuelve a funcionar a pleno rendimiento, y he podido sacar un nuevo paquete de Cronopete que funciona en Fedora 32.

Marcadores en una nueva pestaña, y portando todo a una nueva sesión de Firefox

Hace tiempo empecé a utilizar una extensión de Firefox llamada newtab-bookmarks, pues me permitía disponer de los marcadores directamente de fondo de cualquier nueva pestaña. Sin embargo, recientemente me encontré con que mi sesión de Firefox se ha… degradado. Básicamente me ocurrían «cosas raras», cosas que en otro equipo con el mismo sistema operativo (Debian SID) y configuración no ocurrían. Probé a crear una nueva sesión desde cero y los problemas desaparecieron, por lo que decidí migrarlo todo desde la vieja a la nueva. A fin de cuentas, esta configuración fue pasando de versión en versión desde hace más de una década, por lo que tiene sentido que pueda haber algún problemilla. Y aquí empezaron mis problemas: para empezar, al ir a descargar esa extensión me encontré con que ya no está soportada, aunque afortunadamente redirige a Perfect Home, otra extensión que hace más o menos lo mismo… excepto utilizar favicons en los enlaces.

Una vez resuelto este problema, exportar los marcadores fue sencillo. Y entonces llegó el verdadero quebradero de cabeza: ¿como exporto las contraseñas guardadas? Suponía que sería algo tan sencillo como utilizar la opción de exportar, pero, sorprendentemente, dicha opción no existe. Y no es que lo diga yo, es que en Mozilla lo reconocen abiertamente.

Vemos que la opción que dan es utilizar un exportador de terceros, pero es algo que no me convence nada; a fin de cuentas, estamos hablando de dar acceso a mis contraseñas… y siendo más de cien, no me apetecía ponerme a copiarlas a mano. Afortunadamente, tras rebuscar un poco más encontré que basta con copiar los ficheros key4.db y logins.json al nuevo perfil, y dispondremos de todas nuestras contraseñas guardadas.

Compilando Gnome Shell

Estos últimos meses he estado preparando un parche para Mutter, y he necesitado instalar la rama de desarrollo de Gnome Shell. Y aunque hay bastante documentación, hay detalles que están algo incompletos, así que voy a poner aquí lo que he ido aprendiendo.

Para empezar, toda la compilación se hace mediante jhbuild, lo que simplifica muchísimo el trabajo. Y aunque es mucho más sencillo que bajarse a mano todo, aún tiene algunos detalles peliagudos.

Lo primero, si queréis tener éxito en compilar una versión de desarrollo, es mejor que utilicéis Fedora, en concreto la versión de desarrollo (o beta) también. De esta manera no tendréis problemas de versiones con las dependencias. Para ello, nada mejor que utilizar una máquina virtual. Aunque VirtualBox es una buena opción, yo tuve serios problemas con los controladores de pantalla (y es raro… con Debian o Ubuntu siempre fueron perfectamente), por lo que al final me decanté por Gnome Boxes, una herramienta más sencilla, pero con la que no tuve ningún problema.

Una vez instalada, bajamos jhbuild y lo instalamos con:

git clone https://gitlab.gnome.org/GNOME/jhbuild.git
cd jhbuild
./autogen.sh
make
make install

Una vez hecho esto debemos añadir (si no lo tenemos ya) a nuestro PATH el directorio ~/.local/bin. Y ya tendremos jhbuild instalado.

El siguiente paso es pedir que nos construya Gnome Shell. Para ello escribimos:

jhbuild build gnome-shell

Sin embargo, lo más probable es que no funcione y nos diga que nos faltan un montón de dependencias. Para instalarlas, basta con ejecutar:

jhbuild sysdeps – -install gnome-shell

y tomarse un café (o dos), porque tarda un buen rato en bajar e instalar las dependencias. Cuando termine volvemos a ejecutar el comando previo, y probablemente nos dirá que nos falta aún libavcodec y compañía. Por suerte es posible compilarlo aún así, mediante:

jhbuild build – -nodeps gnome-shell

Ahí empezará a compilar por fin, y tardará, tardará mucho (y requerirá mucho disco duro, por cierto. Aseguraos de que vuestra máquina virtual tiene suficiente). Pero lo importante que debemos saber es que el código lo baja en ~/jhbuild/checkout, por lo que si queremos aplicar parches, es ahí donde hay que tocar el código.

Cuando termina de compilar, instala todo en ~/jhbuild/install, y ya podemos probarlo. Yo lo que suelo hacer es cerrar la sesión gráfica, irme a una consola de texto (con Alt+F2), y ahí ejecutar primero:

jhbuild shell

para tener una shell dentro del entorno, y luego ejecutar:

dbus-run-session – – ~/jhbuild/install/bin/gnome-shell – -wayland – -display-server

y se arranca la sesión. Un problema que yo no he conseguido resolver es que la opción de Cerrar sesión no funciona. Yo lo resuelvo abriendo una terminal y matando el proceso.

Ubuntu arranca lento en VirtualBox

De un tiempo a esta parte, cada vez que instalaba una Ubuntu en una máquina de VirtualBox, me encontraba con que a la mitad del arranque se quedaba parada. En una de éstas me dio por probar a esperar, y muuucho tiempo después, terminó de arrancar.

Al principio parecía que tenía que ver con VirtualBox en sí, porque ocurría después de instalar los drivers para máquinas virtuales. Sin embargo, era consciente de que no tenía sentido, porque si no habría reportes por toda internet. Por eso empecé a revisar con calma la configuración, y me di cuenta de que en el procesador estaba desactivado el soporte de PAE. Esto me mosqueó, pues había leído en varios sitios que en Ubuntu al menos ahora era obligatorio, pues el núcleo por defecto viene con dicha opción activa.

Así pues, fui a la configuración, en Sistema -> Procesador, y la activé, y, efectivamente, el problema estuvo resuelto.

Creando un pincho USB de instalación de Windows

A veces no nos queda otra que usar Windows. Hay muchas circunstancias, pero podemos resumirlas en:

  • tenemos un programa que sólo funciona en Windows, y Wine no es una opción.
  • Alguien nos pide que le (re)instalemos el Windows en su equipo.

Aunque los fabricantes suelen incluir la opción de restaurar el sistema a los valores de fábrica, en mi opinión es mejor instalar la versión oficial, pues no trae mucha de la basura que meten los fabricantes. Para ello podemos bajar la ISO oficial desde la página de Microsoft. No hay problema por que nuestro ordenador no tenga una pegatina con un número de activación, pues éste se guarda en la BIOS. Es más: si no tenemos licencia, Windows 10 funciona exactamente igual, y la única limitación es que muestra un pequeño mensaje en la esquina inferior derecha pidiendo que te registres, y que no permite personalizarlo (cambiar colores, el fondo de escritorio…).

El problema viene cuando nos encontramos con que muchos equipos actuales no traen unidad de DVD, con lo que, o no podemos grabar la imagen ISO. La solución en ese caso consiste en crear un pincho USB para arrancarlo. Y aunque hay muchas utilidades para ello, en realidad es mucho más sencillo de lo que parece: basta con coger un pincho formateado en FAT32, copiar dentro todos los ficheros que hay dentro de la imagen ISO, y listo: ya tenemos un pincho arrancable en cualquier sistema UEFI… al menos hasta que descubrimos que la última versión de la ISO de Windows tiene un fichero que ocupa más de 4GB, y por tanto no se puede copiar en una partición FAT32.

Aunque algunas BIOS pueden arrancar también desde particiones NTFS, no todas lo permiten. Pero, afortunadamente, hay una solución, apuntada por win10guru:

  • Creamos dos particiones en el pincho USB: la primera, de unos 5GB, en formato FAT32, y la segunda en formato NTFS.
  • Copiamos en la primera todas las carpetas de la ISO excepto la de Sources.
  • Creamos una carpeta Sources vacía en la partición FAT32 y copiamos dentro únicamente el fichero boot.wim, que está dentro de la carpeta Sources de la imagen ISO.
  • Por último, copiamos todos los ficheros y carpetas de la ISO en la partición NTFS.

De esta manera, la BIOS arrancará desde la partición FAT32, y cederá el control a la partición NTFS.

Una vez instalado, conviene eliminar la basura que mete Microsoft. Hay varias opciones: la primera es eliminar Windows Search y Superfetch. La segunda, utilizar uno de los muchos scripts que eliminan programas que no se utilizan, tales como:

Por supuesto, yo no soy responsable de lo que hagan estos scripts, así que cada uno debe revisarlos antes para ver si lo que hacen es lo que se espera.

Un pasito p’alante María, y uno p’atrás

Hace cosa de un mes se publicó la versión 3.34 de Gnome Shell, la cual incorporaba muchas mejoras internas de rendimiento. Por desgracia, también incorporaba tantos cambios internos que un amplio porcentaje de extensiones no funcionan con ella. Esto era algo de lo que ya nos habíamos olvidado, pues desde hace unas cuantas versiones no había cambios de arquitectura internos tan grandes que afectasen de esta manera a las extensiones. Aunque tuve suerte con ActivityAppLauncher y con Desktop Icons NG (pues ambas funcionan perfectamente sin ningún cambio), no la hubo con la extensión Desktop Icons original, principalmente por culpa del nuevo sistema de herencia en clases Javascript, que, al permitir heredar desde clases de GObject, ya no obliga a meter un actor St en una propiedad de una clase, sino que la clase en sí puede heredar directamente de ella.

Afortunadamente, Marco Trevisan se encargó de subir un parche que corregía este problema; sin embargo, para poder garantizar que funcionaba correctamente tuve que esperar a que Debian Sid actualizase Gnome Shell desde 3.30 a 3.34, cosa que ocurrió hace casi dos semanas. Tras unas cuantas pruebas del código procedí a empaquetarlo y subirlo. Alegría, alboroto, labor cumplida, bla bla bla…

Hasta que empiezan a llegar los avisos de bugs. En concreto, había uno muy grave, que rompía completamente el escritorio cada vez que se intentaba renombrar un icono. Ante semejante problema, tuve que poner en cuarentena rápidamente la nueva versión de la extensión y empezar a trabajar en el parche. Desgraciadamente, no conseguía avanzar: todo lo que intentaba seguía fallando de manera misteriosa. Afortunadamente, una vez más Marco Trevisan se puso manos a la obra y subió otro parche que corregía este problema y, de paso, actualizaba la forma del cuadro de diálogo para renombrar ficheros, haciéndola más consistente con Nautilus (nunca le podré estar lo suficientemente agradecido).

Ya puestos, aproveché para pedirle que revisase un parche mío que llevaba tiempo esperando ser aplicado: uno que corregía el tamaño de los thumbnails. Finalmente se pudo aplicar a tiempo, por lo que es posible que los usuarios de Ubuntu 19.10 puedan disfrutarla «de serie».

Pero los problemas no se acabaron ahí, pues surgieron dos bugs extra que afectaban, esta vez sí, a Desktop Icons NG. El primero es que, por un error en Mutter, el gestor de ventanas de Gnome Shell, el drag and drop desde el escritorio hacia una ventana de Nautilus deja de funcionar, cuando en Gnome Shell 3.30 y 3.32 siempre funcionó perfectamente. Tras mucho esfuerzo conseguí encontrar el parche concreto en el que se introdujo el error, y lo reporté. EDITO: ya lo han corregido. ¡Genial!

El segundo problema era más grave, pues por un bug en Gnome Shell en sí, crear una ventana de tipo DESKTOP con Gnome Shell trabajando en X.org (no se en Wayland, pues actualmente no se puede), rompía el modo de Actividades: era entrar en él y el escritorio se quedaba tonto. Afortunadamente lo resolvieron a tiempo para la versión 3.34.1, que salió hace cuatro días, por lo que ya no es un problema

Por lo tanto, si estás utilizando Gnome Desktop y Gnome Shell 3.34.0, te recomiendo que actualices de inmediato a Gnome Shell 3.34.1, para asegurarse de que mis extensiones trabajen lo mejor posible.

Desktop icons, Gnome shell y Wayland

Hace cosa de un año y medio la gente de Gnome anunció que eliminaba de Nautilus todo el código que pintaba los iconos de escritorio. Para los que no se quieran leer el tocho, resumiré rápidamente que el motivo era, básicamente, que dicho código venía de muchos años atrás, era extremadamente complejo debido a las limitaciones de las versiones antiguas de GTK, y cada vez era más difícil de mantener a la vez que se añadían nuevas características al resto de Nautilus. Además, hacía ya seis años que Gnome 3 no utilizaba iconos de escritorio. Por si fuera poco, tenía muchos bugs de difícil solución (por ejemplo, el soporte multimonitor no funcionaba demasiado bien). Y a todo esto había que sumar el hecho de que en Wayland no funcionaría correctamente debido a las limitaciones que impone en aras de la seguridad: en efecto, en Wayland una aplicación no puede decidir donde colocar una ventana ni mantenerla fija en el fondo, entre otras cosas. El motivo de esta limitación es evitar que una aplicación maliciosa pueda hacerse pasar, por ejemplo, por el escritorio, o por una barra de tareas, etc, poniendo en riesgo la seguridad del sistema. Por desgracia, esto también significa que, en Wayland, cosas como las barras del escritorio, un dock o los iconos de escritorio no se pueden delegar en una aplicación, sino que tienen que ser manejadas desde dentro del gestor de ventanas. Es por esto que se creó la extensión de Gnome Shell llamada Desktop Icons: para seguir ofreciendo iconos en el escritorio en Gnome Shell para aquellos que lo deseasen (como yo).

La versión disponible en aquel momento ya implementaba la funcionalidad más básica, pero tenía un defecto que, para mí, era muy grave: no permitía utilizar una única pulsación para lanzar un icono, sino que obligaba a utilizar doble click. Como yo estoy acostumbrado a la primera manera, me lié la manta a la cabeza y envié un parche para implementarlo. Tras muchos cambios para adecuar el estilo de código al que se utiliza en el proyecto Gnome y más cosas (nunca podré agradecer lo suficiente a Carlos Soriano su infinita paciencia enseñándome a manejar Git en condiciones), lo aprobaron. Y le cogí el gustillo, con lo que detrás de él vino otro, y otro, y otro más… Hasta que, recientemente, me ofrecieron ser el mantenedor del código (lo que para mí es un honor, todo sea dicho).

Un año después, la extensión ya incorpora todo lo que se pretendía para la versión 1.0 y más, y se incluye por defecto en la versión de Gnome Shell de Ubuntu, y no puedo menos que agradecer a toda la gente que ha colaborado con parches e informes de bugs.

Por desgracia, a medida que más y más usuarios la han ido instalando, han ido surgiendo algunos problemas inherentes al hecho de que sea una extensión, problemas que no eran nada evidentes al principio y que sólo se han ido haciendo visibles a medida que la cantidad de usuarios crecía.

El primer gran problema es que todas las extensiones se ejecutan en el mismo bucle principal que el compositor de ventanas. Esto significa que una extensión que necesite mucho tiempo para ejecutar una operación puede, literalmente, congelar todo el escritorio, incluyendo el mismísimo repintado de todas las ventanas. En el caso de extensiones «normales», que se limiten a mostrar un icono en la barra de tareas o así, esto no es un problema, porque el trabajo que realizan es mínimo; sin embargo, en el caso de Desktop Icons sí lo es, pues cada vez que tiene que refrescar el escritorio (por ejemplo porque se añade o borra un fichero), tarda en torno a medio segundo en realizar todas las operaciones (leer la lista de ficheros en el directorio, obtener sus metadatos, generar los pixmaps, eliminar las cuadrículas e iconos previos, generar una nueva cuadrícula, crear los nuevos iconos, y pintarlos en su sitio), y durante ese tiempo todo el escritorio se congela. Obviamente, por que ocurra una vez cada mucho no es muy problemático, pero sin duda es molesto para el usuario.

Solucionar esto, aunque no es totalmente imposible, no resulta sencillo: actualmente ya utilizamos funciones asíncronas en todos los sitios posibles para evitar bloquear la cola de eventos, pero no es suficiente. Además sería necesario evitar repintar todo el escritorio y sus elementos, y sólo añadir o quitar los iconos de los ficheros que se hayan añadido o eliminado. Pese a todo, esto sólo reduciría un poco más el problema, pero no lo resolvería del todo, pues si un programa añade y borra constantemente un fichero al escritorio, por ejemplo, puede aún bloquear la cola, en buena medida porque algunas operaciones de repintado se realizan sólo cuando ya no quedan operaciones pendientes en la cola de eventos. Además, implementar esto implicaría un importante rediseño interno, y teniendo en cuenta que algunas distribuciones cuentan con Desktop Icons para sus versiones de soporte a largo plazo, no es algo que se pueda hacer de cualquier manera, sino que debe implementarse de manera muy progresiva y con una buena revisión por pares de todos y cada uno de los parches, para garantizar que no hay errores ni regresiones.

Otro problema es la imposibilidad (al menos actualmente) de integrar Drag’n’Drop al completo: aunque dentro de Gnome Shell existe soporte de Drag’n’Drop, no es compatible con operaciones desde el «espacio de usuario»; esto es: una aplicación no puede ni enviar al compositor, ni recibir de él, eventos de Drag’n’Drop . Aunque en principio sería posible implementar dicha comunicación, no es una tarea trivial, y de hecho, tras tantear a algún programador de Mutter, la conclusión es que es lo suficientemente complicado como para que sólo valga la pena pasar el trabajo de implementarlo en Wayland, pero no en X11.

Y de aquí llegamos al tercer problema: las extensiones se escriben con Clutter + St, los cuales no funcionan exactamente igual que Gtk. Un ejemplo es la forma en que se procesan los eventos de enter_notify y exit_notify, que obligó a añadir una serie de trucos en el código que permite seleccionar un grupo de iconos mediante «goma elástica», para gestionar correctamente aquellos casos en los que el cursor entraba en una ventana en mitad de una selección, o cuando pasaba por encima de la barra superior de Gnome. Esto es algo que en Gtk está resuelto desde hace años, gracias al mayor número de usuarios y programadores que trabajan con él, y que permite detectar más bugs.

El cuarto problema radica en los cambios entre versiones del escritorio. Dado que Gnome Shell no ofrece una API estable para las extensiones, éstas tienen que interactuar directamente con el código interno, por lo que cualquier cambio les puede afectar. En el caso de una extensión tan compleja como Desktop Icons este problema es aún mayor, hasta el punto de que la actual versión 19.01 será, probablemente, la última compatible con Gnome Shell 3.30 y 3.32, y las nuevas versiones necesitarán como mínimo Gnome Shell 3.34.

A la vista de todos estos problemas, hace un par de meses empecé a sopesar la posibilidad de hacer un cambio radical en el diseño y mover toda la lógica a un proceso independiente del compositor, de manera que toda la gestión de los iconos del escritorio se realice sin interferir con la composición y demás, además de utilizar Gtk directamente en lugar de St y Clutter. De hecho, cuando se decidió crear la extensión, los autores originales (Carlos Soriano y Ernestas Kulik) sopesaron seriamente esta misma posibilidad, pero lo descartaron precisamente por las limitaciones impuestas por el modelo de seguridad de Wayland, y porque hacerlo dentro de una extensión tenía más sentido en aquel momento, pues era muchísimo más fácil.

Por supuesto, esto es más sencillo de decir que de hacer, pues, como ya dije antes, aunque en X11 no hay ningún problema en que una aplicación mantenga una ventana en el fondo, o que la elimine de la lista de ventanas para que no aparezca al hacer Alt + Tab, en Wayland eso es totalmente imposible por diseño. Además, dado que las extensiones están escritas en Javascript, no es posible lanzar código en un nuevo thread, y aunque se pudiese, no sería posible que dicho código llamase a funciones de Clutter o St, por lo que hay que descartar la idea de descargar el trabajo en un thread paralelo. Lanzar un proceso independiente sí es posible, pero éste trabajaría desde fuera del compositor, por lo que, en principio, seguiríamos con el mismo problema.

Sin embargo, existe una alternativa extra, que es justo la que decidí investigar, que consiste en repartir el trabajo: por una parte tenemos un programa normal, que trabaja desde fuera del compositor y que utiliza GTK para gestionar absolutamente todo lo relacionado con el escritorio y sus iconos mediante una o varias ventanas normales, exactamente igual a como hacía el viejo Nautilus en el modo «iconos de escritorio»; y, por otro lado, una pequeña extensión cuyo trabajo consiste en lanzar el programa anterior (y relanzarlo cada vez que se muera), detectar la ventana que abre, y asegurarse de que ésta se mantenga donde debe. De esta manera, el código dentro de la extensión es mínimo y se limita exclusivamente a las operaciones que son imposibles de realizar desde el exterior del código del compositor.

Por supuesto, es fundamental no romper el modelo de seguridad de Wayland, lo que significa que no se puede permitir bajo ningún concepto que una aplicación extraña se pueda aprovechar de este mecanismo para colocar su propia ventana como el fondo del escritorio (o como cualquier otro elemento). Para ello, la única solución es que sea la extensión quien lance el proceso, y que cada vez que aparezca una ventana, compruebe si ésta pertenece al proceso que ella misma ha lanzado, otorgándole esos privilegios exclusivamente en el caso de que así sea. Dado que el código ha sido lanzado específicamente por la extensión, se puede considerar que es código tan confiable como el de dicha extensión (y más si el programa a lanzar forma parte de la propia extensión): si un programa malicioso puede reemplazar el código de la aplicación de escritorio, también podría hacerlo directamente con el código de la extensión, por lo que el nivel de seguridad es exactamente el mismo.

Ahora llega la cuestión de cómo detectar que una ventana pertenece al proceso lanzado desde la extensión. Mi primera idea fue utilizar metawindow_get_pid() en cada ventana nueva que apareciese, para obtener el PID del proceso que creó la ventana y compararlo con el PID del proceso que hemos lanzado desde la extensión; por desgracia, dicha llamada sólo funciona en X11 pero no en Wayland, porque utiliza un dato específico de X11. Sin embargo, existe otra llamada, metawindow_get_client_pid(), que sí funciona desde ambos sistemas; por desgracia es privada, lo que significa que sólo se puede llamar desde C y desde dentro de mutter, nunca desde una extensión escrita en Javascript.

Propuse entonces en el canal IRC de Gnome Shell que dicha llamada se cambiase a pública, pero mi idea no convenció porque existen varios ataques que involucran PIDs de procesos, por lo que, aunque yo hiciese las cosas bien, hacer pública dicha llamada podría suponer abrir la caja de Pandora. Sin embargo, sí me redirigieron al código de XWayland para que viese ahí como lo hacen de manera segura: básicamente, al lanzar el proceso crean manualmente un socket y asignan un extremo a Wayland, pasando el otro extremo al proceso hijo para que se comunique a través de él; luego basta con engancharnos a la señal map() y, por cada ventana que aparezca, comparar si su socket coincide con el que creamos nosotros para nuestro proceso hijo, en cuyo caso podemos estar seguros de que esa ventana pertenece a él y no a otro.

La idea era buena, pero por desgracia no se puede implementar directamente en Javascript porque precisa de varias llamadas privadas de mutter, además de que tampoco se pueden crear sockets desde Javascript. Ante esto me sugirieron escribir una clase GObject que lo implementase y exportase una interfaz para ello, y así lo hice: mi primer parche para mutter y mi primera clase GObject. Esta clase sólo funciona con Wayland (para X11 no tiene sentido, pues la propia aplicación puede detectarlo y hacer ella misma el trabajo), y permite lanzar un proceso y detectar si una ventana concreta pertenece o no a dicho proceso. Si se utiliza desde X11, la parte de lanzar el proceso también funciona, pero el método de detectar si una ventana pertenece o no al proceso genera una excepción (que, obviamente, se puede capturar). Esto permite simplificar el código en la extensión a la hora de hacer que funcione en ambos entornos de ventanas.

Aunque dicho parche funciona bien, aún sigue pendiente de aprobación; pero yo quería poder usar YA la nueva versión de Desktop Icons, así que, como a cabezón no me gana nadie, decidí ver qué podía hacer para detectar de manera segura la ventana de un proceso utilizando sólo lo que ya tenía disponible en Javascript. Para ello se me ocurrió que la aplicación de escritorio podría poner como título de la ventana una cadena concreta que la extensión pudiese identificar (tiene que ser en el título, pues no parece haber absolutamente nada más en una ventana que se pueda asignar de manera libre por el programa y que una extensión pueda leer). El problema es que dicha cadena no puede ser predecible, pues entonces otras aplicaciones podrían hacerse pasar por la legítima. Ante esto, decidí que la extensión generaría un UUID aleatorio de 128 bits justo antes de lanzar el proceso, y se lo pasaría a éste para que lo ponga en el título de la ventana (y, por supuesto, calculando uno nuevo cada vez que la aplicación se muera). Pero claro, pasarlo como parámetro por la línea de comandos sería completamente inseguro porque cualquier programa puede leer los parámetros de cualquier otro proceso (basta hacer un ps ax o leer /proc), por lo que tenía que ser algo más seguro. Al final la solución consistió en pasarlo a través de stdin, de manera que nadie más pueda leerlo (habría sido más elegante utilizar un pipe específico, pero por desgracia desde Javascript no es posible crear nuevos pipes).

Para simplificar aún más el código escribí una pequeña clase Javascript que es compatible a nivel de métodos con la clase GObject de mi parche, de manera que, si se aprueba, sólo tendré que reemplazar una clase por otra en el código (o incluso utilizar una u otra en función de la versión de Gnome Shell).

Con esto resolví el primer problema, pero ahora quedaba el segundo: aunque ya puedo identificar qué ventana es la del escritorio ¿como hago para mantenerla donde debe estar?

La solución elegante sería cambiar el tipo de ventana a uno de los tipos estándar (en concreto, a META_WINDOW_DESKTOP). Por desgracia, desde Javascript no es posible cambiarlo, pues la llamada es privada. Obviamente preparé un parche para cambiarlo, donde, además de hacerla pública, también la renombro para que sea consistente. Este cambio convenció mucho más en el canal IRC, por lo que espero que sea finalmente aceptado junto con el otro, pues la ventaja de estos dos parches es que no son específicos para este proyecto, sino que permiten, en general, «externalizar» el trabajo que actualmente se realiza dentro del compositor, lo que permitiría que más elementos, como por ejemplo la barra superior o un dock, puedan ser gestionados desde un proceso externo.

Sin embargo, seguía queriendo poder utilizar YA el programa, así que lo que hice fue engancharme a varias señales para forzar la ventana a permanecer en su sitio:

  • raised: esta señal se emite cada vez que una ventana pasa a primer plano. En su callback llamo al método lower(), que se encarga de mandarla debajo de todas las demás ventanas, manteniéndola así al fondo.
  • position-changed: como su nombre indica, esta señal se emite cuando el usuario cambia la posición de una ventana. En el callback la devuelvo siempre a donde le corresponde. Y es que, aunque la ventana del escritorio no está decorada (y, por tanto, en principio el usuario no tendría donde pinchar para moverla), sigue siendo posible utilizar combinaciones de teclas para cambiarla de sitio, cosa que no se puede permitir.

A mayores llamo a stick() para que la ventana aparezca en todos los workspaces.

Con esto ya se puede conseguir que la ventana permanezca siempre en su sitio, pero aún queda por evitar que aparezca en la lista de ventanas. De no hacerlo, aparecerá en el modo Actividades de Gnome Shell y en el cambiador de ventanas (el de Alt + Tab). Para solucionar esto hay que reemplazar tres métodos:

  • Meta.Display.get_tab_list()
  • Shell.Global.get_window_actors()
  • Meta.Workspace.list_windows()

Con estos tres métodos, la ventana desaparece «lo suficiente» como para que sea usable (por ejemplo, en Dash to Dock no desaparece, pero es un mal menor). Por supuesto no es muy elegante, y el resultado será perfecto si se acepta el parche para cambiar el tipo de ventana.

Y de esta manera tan horrorosa (aunque sólo hasta que aprueben mis parches… si es que los aprueban, claro) conseguí mover toda la funcionalidad del escritorio fuera del compositor, lo que resuelve de un plumazo todos los problemas anteriores. El resto del trabajo fue, básicamente, convertir los widgets de St y Clutter en los equivalentes de Gtk, quitar mucho código asíncrono que ya no era necesario y sólo complicaba terriblemente la lógica, y algunos detalles a mayores como añadir código extra en la extensión para que, durante el arranque, le comunique cuantos monitores hay, así como sus coordenadas y tamaños.

La extensión ya está disponible en la página de extensiones de Gnome Shell, y ofrece, además de todo lo que ya tiene la extensión original, Drag’n’Drop, no congelar la composición del entorno gráfico cuando se refresca el escritorio, más velocidad, mostrar los nombres de ficheros demasiado largos cuando se pase por encima el ratón, y más.

Ventana transparente en Gtk 3 y Javascript

Hacer una ventana con el fondo transparente utilizando Gtk es un clásico; de hecho hay ejemplos de como hacerlo en python, en C y en Vala. Pero falta como hacerlo con Javascript, y dado que es el lenguaje de moda para Gnome (y también por una serie de circunstancias extra) me he decidido a hacer el ejemplo. Este es el código:

#!/usr/bin/env gjs

imports.gi.versions.Gtk = '3.0';
const Gtk = imports.gi.Gtk;
const Gdk = imports.gi.Gdk;

Gtk.init(null);

let window = new Gtk.Window();
window.set_app_paintable(true);
let screen = window.get_screen();
let visual = screen.get_rgba_visual();
if (visual && screen.is_composited()) {
    window.set_visual(visual);
    window.connect('draw', (widget, cr) => {
        Gdk.cairo_set_source_rgba(cr, new Gdk.RGBA({red: 0.0,
                                                    green: 0.0,
                                                    blue: 0.0,
                                                    alpha: 0.0}));
        cr.paint();
        return false;
    });
    window.connect('delete-event', () => {
        Gtk.main_quit();
    });
    window.show_all();
    Gtk.main();
} else {
    print("El entorno de ventanas no admite transparencia");
}

Aunque el código no tiene nada de especial comparado con las versiones en otros lenguajes, sí es cierto que tuve problemas con Gdk.cairo_set_source_rgba, pues, como se ve, no sigue la estructura «normal» de llamadas como si fuera un objeto, sino que sigue el formato de C. Lo lógico sería hacer cr.cairo_set_source_rgba(…), pero no funciona. Y lo mismo con algunas otras.

Múltiples archivos en aplicaciones Gtk con Javascript

Desde hace unos meses estoy colaborando como desarrollador con Carlos Soriano, echándole una mano con Desktop Icons, la extensión para Gnome Shell que escribió para devolver los iconos al escritorio tras retirar dicho soporte de Nautilus.

Como muchos sabrán ya, las extensiones, al igual que el resto de Gnome Shell, están escritas en Javascript, y además no utilizan Gtk sino Clutter/St. Sin embargo, Javascript también se puede utilizar para escribir aplicaciones normales, de escritorio, con Gtk de toda la vida. Para ello basta con utilizar el shebang #!/usr/bin/gjs al principio del archivo. Personalmente sigo prefiriendo Python, pero obviamente para gustos hay colores.

Y precisamente aquí me encontré con el primer gran problema: estoy intentando portar parte de una extensión a espacio de usuario, y dado que el código de la extensión está repartido en varios archivos, quería mantenerlo así también en la aplicación. Por desgracia, por más que buscaba no encontraba como resolver el problema, pues aunque existen algunas aplicaciones Gtk en Javascript que ocupaban varios archivos, no tenía muy claro cómo hacían para que, al llamar a imports, la máquina virtual encontrase el fichero. Pero por fin, después de buscar y rebuscar, encontré la clave:

imports.searchPath.unshift(ruta_donde_buscar_ficheros);

Esa llamada recibe como parámetro un string donde podemos añadir una ruta extra donde debe buscar ficheros. Basta con que pongamos la carpeta donde se encuentran el resto de ficheros .js de nuestro proyecto, y el comando imports los encontrará igual que encuentra los ficheros del sistema. Por supuesto es necesario añadirla antes de hacer ningún imports.

Juegos ALSA sobre PulseAudio

Hace unas semanas descubrí la saga de juegos de Deponia, y la verdad es que estoy enganchado. Además, hay versiones nativas para Linux en GOG games, y a un precio asequible, lo que es una maravilla.

Las tres primeras aventuras funcionaron en mi sistema Debian sin el más mínimo problema, pero la cuarta, sin embargo, sufría de un problema raro: al lanzarla se quedaba como colgada, con la pantalla en negro, y no aparecía el menú principal hasta que pulsaba ESC. Además, lo hacía sin sonido, lo que era muy sospechoso.

Al lanzarlo desde un terminal vi que salían una serie de errores referentes a que no podía abrir el dispositivo PCM de ALSA (el subsistema de sonido de Linux). Enseguida sospeché que el problema podía venir por tener PulseAudio gestionando todo el tema del audio. En concreto, el cuelgue del principio parecía que era porque intentaba mostrar un vídeo de presentación, pero se quedaba esperando a que la tarjeta de sonido estuviese lista (y por eso al pulsar ESC se desbloqueaba: porque cancelaba el vídeo y pasaba al siguiente paso).

La solución consistió en redireccionar el sonido PCM de los programas ALSA a través de PulseAudio. Para ello sólo tuve que crear un fichero llamado .asoundrc en mi directorio personal con este contenido:

pcm.!default {
type pulse
}

Gracias a él, ahora todos los programas que, por defecto, trabajan con ALSA, ahora enviarán su salida a través de PulseAudio. Esto es posible gracias al diseño de ALSA: mientras que en la vieja arquitectura OSS el programador abría el dispositivo de sonido directamente y utilizaba llamadas IOCTL para configurarlo, y llamadas read y write para capturar y emitir sonido, en ALSA se anima a utilizar únicamente una serie de bibliotecas de más alto nivel. Lo interesante es que esto permite que el programa se desentienda por completo de a donde se envía el sonido, pues eso lo decide el propio usuario mediante la configuración. Así, por defecto iría directamente al hardware, pero el sistema de plugins de ALSA permite enviarlo a cualquier otro sitio al poder definir tarjetas de sonido virtuales. Así, tenemos dos módulos especialmente interesantes que son pcm_pulse y pcm_jack, que permiten integrar de manera transparente cualquier aplicación ALSA con los demonios de sonido PulseAudio y JACK. El primero es justo el que utilizamos en el fichero de configuración de arriba.