Españoles eran Juan de la Cierva, Leonardo Torres Quevedo, Santiago Ramón y Cajal, Isaac Peral, Narcis Monturiol, Severo Ochoa y Alejandro Goicoechea. Son ejemplos de lo que es Investigación y Desarrollo hecha por españoles. Pero en esa pequeña lista son mayoría los que se tuvieron que ir fuera para conseguir, bien investigar en condiciones, bien desarrollar comercialmente sus diseños, y también hay varios que vieron muchas de sus ideas ridiculizadas y olvidadas hasta muchos años después. Por si fuera poco, poca gente de la calle podría citarlos, mientras que otros nombres, como Alexander Fleming o Thomas Alba Edison, son fácilmente reconocidos y nombrados. Nuestra universidad produce grandes cerebros gracias a parte de nuestros impuestos, pero luego esos cerebros tienen que irse fuera si quieren triunfar, con lo que el dinero que hemos invertido acaba revirtiendo en Alemania, Francia, Inglaterra o EE.UU. ¿Tiene sentido formar a nuestra gente para que sean otros los únicos que saquen provecho?
Y si ya la cosa estaba tan mal, ahora resulta que en España recortamos en un 15% el gasto en investigación, un gasto que ya era de por sí bastante exiguo. Por eso me uno a la iniciativa de La aldea irreductible: La ciencia española no necesita tijeras.