Pues resulta que justo hoy, jueves 22 de octubre, hace nada menos que diez años que abandoné por completo OS/2 e instalé de manera definitiva Linux como mi sistema de trabajo. Para los que crean que voy de farol, aquí está la prueba.
No fue una decisión hecha a la ligera, sino que ya llevaba una temporada sopesándola. La razón definitiva fue el rumor (que acabó por confirmarse) de que IBM abandonaba OS/2: no tenía ningún sentido seguir con un sistema que, aunque mucho mejor que Windows 95/98 y que el Linux de aquella época, no tenía ningún futuro.
En realidad, no era la primera vez que usaba Linux. De hecho, ya llevaba casi cuatro largos años jugando con él, primero con una Slackware 3.0 que regalaron en la PC Actual, luego una Slackware 96, y finalmente una RedHat, que fue la que me convención para quedarme. Al principio utilizaba como gestor de ventanas WindowMaker, aunque poco después me pasé a Gnome 1.4. En aquellos tiempos mi mantra era «recompila tu kernel». ¿Te fallaba un programa? «Recompila tu kernel». ¿No te reconocía un periférico? «Recompila tu kernel». ¿Mi niño no me come? «Recompila tu kernel».
Con RedHat estuve un par de años hasta que la infame RedHat 7.0 me hizo perder la paciencia y varios archivos, al empeñarse en activar el UltraDMA de mi disco duro a pesar de que el chipset tenía un bug que podía provocar pérdidas de datos.
Decidí entonces darle una oportunidad a Debian, de cuyo gestor de paquetes APT me habían hablado maravillas. Tenía unos CDs de Potato (2.2), pero en aquel momento la versión estable era Woody (2.3). Como no tenía de donde bajarme rápidamente la nueva versión, decidí instalar la vieja y actualizar por Internet… ¡con un Modem de 56K! Locuras de juventud… 🙂 Con ella estuve unos años, hasta que, unos años después, me cambié a Ubuntu, en parte porque era la única manera de tener un Gnome a la última sin riesgo de que un casque en los paquetes por usar Debian SID te deje dos días sin sistema. Y con ella me quedé, aunque sí es cierto que un par de años después hice un par de tímidos intentos con Gentoo, los cuales, sin embargo, no llegaron a buen puerto: necesitaba 24 horas sólo para compilar el sistema básico más Gnome en mi Duron 1300, y era un peñazo cada vez que quería añadir un programa.